Existe un síntoma inequívoco de que la primavera ha llegado a Amsterdam y no tiene nada que ver con la fecha que marcan los calendarios. Después que esto sucede no hay ya quién nos pueda librar de las terrazas, los picnics, las mozas que leen con medio cuerpo sobresaliendo por la ventana y los vecinos que se sacan su sillón (o su piscina de plástico, que he visto de todo ya) a las aceras. La estación calurosa con su consiguiente vida callejera queda oficialmente inaugurada. El fenómeno del que estamos hablando no es otro que la nieve de primavera o lentesneeuw.
Como estaréis imaginando la lentesneeuw no es nieve real, pues de ésta vamos hartos a estas altura del año. Se trata de una especie de lluvia de semillas producida al unísono por cientos de árboles de la ciudad. Y como las plantas no entienden de calendarios, no es seguro cuando va a suceder. Algunos años las semillas caen en torno al día de la reina, secundando la fiesta cuan confetti natural. Este año, como el invierno fue frío y prolongado la primavera ha sido tardía y la lentesneeuw no ha llegado hasta esta semana.
Para los que somos ignorantes en botánica, los árboles que producen todos los años estas semillas son los olmos. Estos árboles se llenan en primavera de una especie de flores marrones feas donde las haya, pues hacen parecer que el árbol se está secando. Pero cuando reciben un soplo de viento la magia comienza, pues las nada agraciadas flores resultan ser cientos de semillitas aerodinámicas preparadas por la naturaleza para flotar en el aire y desplazarse lo más lejos posible.
Y un dato curioso: los olmos, que durante siglos fueron los árboles más comunes de Europa, sufrieron una plaga a mitad del siglo veinte que diezmó su población en casi un 80%, dejándo la especie al borde de la extinción. Esta patología transmitida por los escarabajos se conoce como la enfermedad holandesa de los olmos o DED (grafiosis en español, que somos más profesionales a la hora de poner nombres), no porque se originase en Holanda, ya que se cree que el hongo causante vino de Asia, sino porque fue aquí donde se aisló por primera vez la enfermedad revelándose al fin por qué se estaban muriendo todos los olmos.
¿Cómo es posible entonces que un árbol prácticamente extinto prolifere de semejante modo en las calles Amsterdamesas? Pues porque pareja a la deforestación incipiente se desarrolló en Holanda una investigación para, cruzando diversas especies, conseguir olmos resistentes al DED. Y no sólo eso, sino que dentro de Amsterdam se han encargado de exterminar al escarabajo agresor y se vigila constantemente los olmos de los alrededores, que son talados al mínimo signo de enfermedad para que ésta no se propague al casco histórico.
El resultado es que a día de hoy Amsterdam y La Haya son las ciudades europeas que conservan mayor cantidad de estos árboles, estando Amsterdam declarada como la ciudad de los olmos por poseer en sus calles más de 75.000 árboles de esta especie; la mayor parte perteneciente a distintas ramas genéticamente modificada para mejorar su resistencia, pero también algunos antiguos; los escasos olmos con más de cien años que quedan en Europa.
Y como dice el refrán italiano: si querías la bicicleta ahora pedalea. Ser una de las pocas ciudades del mundo con nieve primaveral tiene un precio. La avalancha de semillitas es bonita e hipnótica mientras el viento las mantiene en el aire. Pero a ras de suelo se acumulan montones y montones de residuos marrones que alguien tiene que recoger. Y como ya sabemos, a los holandeses les gusta inventar máquinas para todo, así que en esta ocasión no podían decepcionarnos. Os presento pues al camioncillo recogedor-de-semillas-de-olmo:
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Oh, parece que en mi pueblo no hay de esos arboles porque no he visto caer nada mas que lluvia....
ResponderEliminarY de la primavera...nada, llevo la cuenta, tuvimos un dia muy veraniego en principios de mayo, luegos dos dias bonitos esta semana y el resto nublado, frio y lluvia.
Si no fuera porque se pone de noche muy tarde estaría al borde del suicidio ¡odio el invierno!
Mi calle está llena de esos. Y siguen con las florecitas en el arbol, con lo cual, la primavera no ha llegado a mi barrio!
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