viernes, 4 de abril de 2014

Un paseo gastronómico internacional sin moverse de Amsterdam


Cuando era joven, mi vida social giraba unívocamente en torno a la mezcla de un cartón de Don Simón y una botella de sky cola del Lidl. Esta delicatessen no era en ningún modo despreciada allá de donde yo vengo pues, atención al dato, cuando dejabas tu botella de plástico esperando en la calle para entrar en algún bar, siempre había alguien que se la llevaba. El caso es que esta gloriosa etapa de ocultar un calimocho paupérrimo bajo las ruedas de un coche pasó a la historia hace mucho tiempo. Desde que vivo en Amsterdam, sea la cultura del expat, el modo de vida de la tierras bajas o simplemente el hacerse mayor, parece que si quieres pasar un rato en compañía has de desembolsar mínimo cuarenta euros y siempre, siempre, ir a un restaurante. Yo que siempre fui mucho más de bebercio que de comercio seguiré añorando hasta el infinito los tiempos de la sky cola pero hay que reconocer que, puestos a mover el bigote, Holanda en general y Amsterdam en particular ofrecen una ventaja importante: para suplir las deficiencias de la cocina holandesa, muy sencillita y que no entusiasma ni a los propios nativos, albergan una variedad de restaurantes internacionales que puede dejar a más de uno (sobre todo si es de provincias, como quien suscribe) con la boca abierta. Así que, si os parece que es digna de tenerse en cuenta la opinión sesgada de una persona que no es vegetariana por ahorrarse las molestias y sólo tiene paladar para distinguir el camel del malboro, en el siguiente artículo voy a reseñar brevemente todas las cocinas internacionales que vaya probando y recomendar algunos restaurantes amsterdameses* que, o por su calidad o por su precio, merezcan la pena. Este post no está pues zanjado, sino que lo iré actualizando a medida que vaya añadiendo nuevos países a mi lista particular. Empecemos con ella pues.



- Restaurante indio: La cocina india se caracteriza por ser una cocina muy especiada en la que abunda el uso de verduras, legumbres y también productos lácteos. Esto es lógico, pues los practicantes de la religion hindúes deben ser vegetarianos y ademas utilizan en su dieta la leche de esas vacas que tienen prohibido sacrificar (por cierto recomiendo vacas, cerdos, guerras y brujas de Marvin Harris para entender fenómeno de las vacas sagradas). Si no os gusta la carne siempre encontraréis una buena sección en la carta de platos que no la llevan y además son sabrosos (pero no veganos, ojo). Las especias más utilizadas, por mentar algunas, son comino, azafrán, cúrcuma, clavo y cilantro, es decir que la comida india puede ser picante pero esta cualidad no es imprescindible; a no ser que os adviertan expresamente no vais a salir de allí con la lengua quemada. La forma más común de servir estos ingredientes es en forma de curry, que no se trata de una especia amarillenta en un bote de marca Carmencita sino de una especie de guiso consistente en una salsa espesa elaborada con especias, aceite y otros productos como por ejemplo yogur en la que flotan pedazos del ingrediente elegido: cordero, pollo, vegetales o lo que sea. El curry tiene sabor fuerte, por lo que se come mezclándolo en el plato con arroz blanco y preferiblemente acompañándolo con pan indio, que recibe el nombre de chapati si es en forma de crepe y naan si se trata se una masa más inflada. Originalmente el curry se come directamente con las manos, pero nunca he visto hacer esto a nadie en un restaurante. Van a ponerte cuchillo y tenedor como en todas partes. Me han recomendado este restaurante por su relación calidad precio, aunque otra buena opción que sí he verificado personalmente es el que veremos en el apartado que sigue.





- Restaurante nepalí: Todo lo dicho para la India se aplica también a Nepal. Sin embargo los platos en sí son diferentes, pues ahora estamos en pleno Himalaya, cerca del Tíbet. Nos encontramos en terreno de Lobsang Rampa si Lobsang Rampa no fuese en realidad un fontanero irlandés, lo que quiere decir que si el restaurante es genuíno la mayor parte de carnes y lácteos pasaran a ser de yak, el búfalo de las montañas. Platos típicos son los momos, raviolis rellenos cocidos al vapor y servidos con una especie de curry, el dal que es sopa de lentejas rojas y el gyakok, un caldo en el que mezclas todo lo que tienes por casa, que la vida en el Himalaya es muy dura y no estamos para tirar comida a la basura (verduras con cordero y pollo y fideos y arróz y gambas, etc...) y luego colocas en una especie de brasero acampanado para que se cocine en la misma mesa. Un restaurante asequible y rico que tiene comida india y algunas cosas nepalíes es Surya.





- Restaurante chino: Aunque por por alguna extraña conjura todos los restaurantes chinos afincados en la península ibérica hayan decidido darnos a entender que comida de su tierra consiste en un menú de seis euros con rollito de primavera de primero y de segundo arroz tres delicias o unas bolas carnosas indefinidas que claman ser cerdo agridulce, este modelo adulterado no se ajusta a la realidad. Tampoco tenemos que irnos al otro extremo y pensar que en China se alimentan a base de pinchos morunos de cucarrones mierderos como nos mostraba aquel celebérrimo powerpoint del mercado de Beijing que circulaba por nuestras cuentas de correo allá por el tiempo de las olimpiadas (no sé qué tipo de cucaracha es exactamente el cucarrón mierdero, pero este nombre tan particular se me quedó grabado a fuego desde que leí el powerpoint de marras). Lo que sí es cierto es que todas las posibilidades vegetarianas que teníamos en las gastronomías anteriores se desvanecen en cuanto cruzamos las puertas de un restaurante chino. A ellos no les interesa demasiado su plato si no hubo un tiempo en el que lo que se encuentra dentro respiraba y se movía. Eso sí, les da igual qué parte de este animal les pongas, pues los frecuentes periodos de hambruna que tradicionalmente asolaron el país ha llevado a su cultura a elaborar recetas incluyendo todas las partes comestibles de los animales, como tripas, cartílagos, cabezas, garras de aves, etcétera. Todavía recuerdo aquella vez que fui a cenar con unas chinas y una de ellas (a quien no conocía de antemano) me amenizó la velada de principio a fin mostrándome fotos en su móvil de los auténticos manjares de su ciudad natal que incluían platos de cabezas de conejo, cuellos de pato o riñoncitos de gallina. O aquella historia tan macabra que me contó otro chino hace ya años y por desgracia no es leyenda urbana: existe una zona del país en la que ciertos restaurantes sirven un plato carísimo a la par que sabroso. El local tiene una jaula de monos como quien tiene un tanque de langostas, y los comensales han de escoger el simio que más le apetece nada más entrar en el local. A continuación toman asiento en una mesa redonda con un agujero en el centro. El camarero trae al mono, consciente, y lo coloca bajo la mesa de modo que su cráneo asoma por el orificio. Entonces uno de los presentes golpea la cabeza del mono, repito, vivo, con un mazo como el que se usa para cascar las centollas en la cena de nochebuena. Sólo queda ir retirando los trocitos de hueso partido y comer el nutritivo cerebro fresco, que está especialmente sabroso a causa de las hormonas que el mono, que afortunadamente ya está noqueado por los golpes, segregó con el miedo experimentado durante el macabro proceso. Remarquemos una vez más que no todos los chinos hacen estas cosas al igual que no todos los españoles tiran cabras de un campanario o comen, yo qué sé, rabos de toro.

Un chino de Amsterdam no va a tener estas aberraciones a lo Indiana Jones en el templo maldito en el menú, pero sí va a ser bastante más auténtico que las versiones españolizadas a las que nos tienen acostumbrados (o al menos aquellas que podías encontrar en mi provincia). Resumiendo, encontraréis mucha carne de todo tipo, arroz blanco en lugar de pan, bastantes fritos y verduras poco condimentadas entre las que destacan el repollo y los brotes de soja. En los platos no predomina un sólo tipo de sabor como sucede con la comida occidental, sino que se busca el equilibrio entre los cinco sabores básicos (dulce, salado, ácido, amargo y umami), de ahí las salsas agridulces. El plato más característico es quizá el pato, que se come envuelto en una especie de mini fajitas. Y por supuesto se utilizan palillos y se bebe té verde para acompañar. Una última particularidad es que en China se come mucho, y es costumbre general que los restaurantes te sirvan unas raciones generosísimas que no puedes terminar. En estos casos es de lo más normal pedir que te pongan una fiambrera con las sobras o doggie bag y llevártela a casa para la cena. Podéis hacerlo sin reparos. El chino más famoso de Amsterdam, avalado por chinos y no chinos, con raciones de las grandes y que no te sangra el bolsillo es Nam Kee.





- Restaurante etíope: Con lo grande que es África y la de cosas diferentes que deben de comerse por allí, y los pocos restaurantes que nos llegan a occidente. Por fortuna la cocina de Etiopía sí se ha abierto camino hasta nuestros paladares. De nuevo estamos ante una gastronomía con un fuerte componente vegetariano, pues la iglesia ortodoxa etíope prescribe ciertos periodos en los que no se debe comer carne. Y, como en muchos otros países, prohibe el consumo de cerdo. El plato más usual es el wat, un estofado espeso generalmente picante pero por lo demás no muy especiado compuesto por pequeños fragmentos de carne o verduras como por ejemplo calabaza. También se usan mucho las legumbres y las espinacas. Pero sin duda lo más característico de este país es el modo en que se sirve la comida. Aunque en la carta hayas pedido tres platos, todo te va a venir servido en el mismo receptáculo. Es más, aunque en total seais tres personas pidiendo cada una tres platos, todo va a venir en el mismo receptáculo. Se trata de un plato gigante sobre el que se coloca un crepe sobre el que se coloca toda vuestra comida, separada en pequeños montoncitos. Este crepe se llama injera y está hecho de harina de teff, un cereal africano sin gluten. La comida etíope ha de comerse con las manos y ellos sí se lo toman en serio: olvídate de encontrar un tenedor junto a tu servilleta. Lo que has de hacer es ir arrancado trocitos de la injera y, mal que bien, ir envolviendo porciones de estofado para poder llevarte a la boca. Además no puede uno pasarse por un restaurante de estas tierras sin tomarse un mongozo, marca de cerveza de frutas que te sirven dentro de un coco. Ojo que, dependiendo de la fruta, los mongozos tienen más o menos porcentaje alcoholico. He estado en dos restaurantes de este tipo y ambos eran muy similares. Además es una comida bastante barata. De ambos os recomiendo éste que se llama Addis Ababa porque su dueño es la version etíope de Cleveland de padre de familia. Dicho queda.





Continuará.....

* Estoy recomendando restaurantes de Amsterdam porque aquí es donde vivo. Pero si conocéis restaurantes que merezcan la pena de los países que vayamos viendo en vuestras respectivas ciudades, vuestras aportaciones son más que bienvenidas en los comentarios.


Países reseñados hasta el momento



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9 comentarios :

  1. El etíope es mi favorito

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  2. La frase no es mia, es de un amigo, por eso le pongo entre comillas.
    "Eso de que en Amsterdam haya tanto restaurante extranjero... da que pensar"

    Muy bueno el artículo. Francisco Manuel (Sevilla).

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    1. Ya... imagínate el problema cuando toque reseñar la propia Holanda... en mi vida he visto un restaurante autóctono. Como no recomiende el Hema...

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  3. Hay un etíope en Utrecht tb que mola http://pelochalivingabroad.blogspot.nl/2013/03/restaurante-etiope.html

    Respecto a Amsterdam, mi restaurante favorito por precio y calidad es este: http://pelochalivingabroad.blogspot.nl/2013/03/restaurante-etiope.html

    Saludos!

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    1. Me has puesto dos veces el mismo link, pero sospecho que la segunda vez querías hablar del thai bird. Cuando lleguemos a Thailandia lo recomendaré de tu parte ;)

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  4. Mientras estuve en Enschede fui a un restaurante Argentino (Argentijns Steakhouse Grillmasters), pues entramos felices pensando en las carnes asadas, los bifes de chorizo, los postres de dulce de leche pero no encontramos nada de eso.
    Los dueños eran algo asi como marroquies asi que hicieron su propia interpretación de lo que tendría que ser una parrillada a la Argentina, todas las carnes estaban adobadas a un estilo incomprensible y más curioso aun, los muros de restoran tenian sendos frescos que reflejaban imagenes de cactus, corridas de toros y otros iconos nada pero nada de argentinos.

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    1. Jajajajajaja cactus y toros!!!! Ahora que lo dices hace años también estuve en Amsterdam en un argentijsn de estos más falsos que un duro de tres pesetas con camareros sospechosamente oscuros, encima de estos de la zona turística que tienen contratada gente fuera para convencerte de que entres. Supongo que por eso es bueno que hagamos estas guías recomendadas por la gente de aquí, sino corres riesgos de acabar en sitios muy cutres pagando precios que no son nada cutres...

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  5. nunca comer en restaurantes donde las personas son feas y de color. cuidado!

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    1. Lol! Depende de a qué tipo de restaurante vayas eso puede ser buena señal.

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