sábado, 13 de octubre de 2012

Gerardus Merkator, el cartógrafo que aplanó el mundo


La semana pasada llegó a mi correo por sorpresa una invitación a la fiesta de cumpleaños de una vecina, con la cual para más datos sólo había conversado brevemente en un par de ocasiones. A causa de mi escasa experiencia con este tipo de celebraciones, por otra parte sagradas en los Países Bajos, no recordé hasta el último momento que el protocolo dicta que uno debe presentarse con un regalo bajo el brazo. En la zona sólo quedaba abierta una tienda de bricolaje donde lo más adecuado que pude encontrar fue la sección de jardinería. Juzgando ridículo el aparecer con una enorme maceta en casa de una persona a la que prácticamente no conoces, me decanté por una pequeña planta con unas modestas florecillas de color rojo y un precio aún más modesto de dos euros cincuenta.

Mas cuando llegue a casa y eché una segunda ojeada a mi plantita caí en la cuenta de cuán sumamente cutre era mi humilde presente. Rápidamente, ya que el tiempo apremiaba y en Holanda si te dicen que algo empieza a las ocho, es que empieza a las ocho, intenté ingeniar un método que disimulase la pobreza del improvisado obsequio. Y mientras las primeras notas de la tonada cumpeañera de rigor llegaban desde el piso de arriba se me ocurrió cubrir la horrible maceta de plástico marrón con un papel de regalo. Corté veloz una lámina de papel, agarré la cinta adhesiva y... aquello era imposible. Por más vueltas que le daba, por más que recortaba una y otra vez aquella cuartilla que iba adquiriendo formas más y más inverosímiles hasta casi desaparecer, era imposible adaptar sin planificación un papel rectangular a la forma del macetero. Acabé desistiendo, armé con las tiras de papel sobrante un lacito que no llegó más que a triste pegote adherido al tiesto y marché por fin la fiesta dichosa, pero esto es otra historia que será contada en otra ocasión.

A lo que íbamos: Si envolver en papel una maceta, que se parece bastante a un cilindro, entraña semejante dificultad, imaginaos cuán complicado puede ser el recubrir una esfera. Pues con este mismo problema se enfrentaron los cartógrafos del siglo dieciséis cuando abordaron por primera vez la tarea de dibujar un mapamundi, es decir, representar el globo terráqueo en una hoja de papel.


Europa en 1569
Allá por 1569, cuándo los Países Bajos formaban parte del imperio español y el colonialismo y las grandes travesías en barco estaban a la orden del día, el cartógrafo flamenco Gerardus Merkator, tras dibujar multitud de mapas e inventar el concepto de atlas, se propuso algo que nadie había hecho antes: dibujar un mapa mucho más grande que abarcara el mundo entero. Pero como hemos visto, el adaptar un plano a una esfera o viceversa no es moco de pavo. ¿Cómo solucionó Merkator la papeleta? Mediante una proyección cilíndrica.


Imaginemos que enrollamos un papel formando un cilindro e introducimos dentro una bola manchada de tinta. Para que esta bola adquiera la forma del cilindro habrá que inflarla. Conforme la vamos inflando, el centro de la bola casi no va a crecer pues limita con las paredes. Sin embargo sus extremos sí se deformarán, cada vez en mayor medida, hasta que la bola se haya transformado en en un cilindro igual al del recipiente. Si al final desplegamos el papel y observamos las manchas de tinta dejadas por la bola, veremos que lo que había en torno al medio conserva su forma original mientras que las zonas más alejadas aparecen terriblemente distorsionadas a causa del inflado.

Pues así mismo ideó Merkator su mapamundi, pero no con globos que se infan sino con transformaciones matemáticas. Esta manera de hacerlo era la mejor para la navegación y permitía a los tripulantes de un barco orientarse con facilidad en alta mar. ¿Y sabéis qué? El mapa resultante es el que todos nosotros, sin importar el paso de los siglos, hemos estado utilizando desde entonces.

Mapa de Mercator: El mundo tal y como lo conocemos


Grado de deformación
Pero como hemos explicado, nuestro viejo conocido el mapamundi está deformado con respecto al mundo real. Así que pasados los años comenzaron a aparecer voces diciendo que la transformación de Mercator ya había cumplido su cometido e iba siendo hora de acostumbrarse a una representación más realista de nuestro planeta. Entre todas estas voces la que más alto se oyó y la que más guerra dio fue la de un señor alemán llamado Arno Peters allá por 1940.

Peters, que curiosamente no era cartógrafo sinó especializado en propaganda política, ideó una proyección más realista (casi idéntica a la elaborada en 1856 por el escocés James Gall, por cierto) que propuso como la alternativa a Merkator.




¿Cuál era el problema del mapa de Peters? Que si bien corrige el defecto de las áreas (que aparece muy bien explicado en el video de más arriba) y consigue representar todos los continentes con su tamaño real, algunos de ellos aparecen deformados. Es decir que su extensión en kilómetros cuadrados es la correcta pero la forma queda distorsionada con respecto a la verdadera.


Mapa de Peters: Acierta en el tamaño pero lo pierden las formas

Vemos que las proporciones cambian una barbaridad en relación a la representación original (¡África es enorme!). Sin embargo las deformaciones (¡África no es así de alargada!) no gustaron nada a los verdaderos cartógrafos de la época, para los que Arno Peters era lo que a los músicos Luís Cobos, y llegaron a definir este mapa como "un calzoncillo largo, mojado y andrajoso colgado del Ártico".



Jugando al tetris con la verdadera África
¿Qué hizo entonces Peters para vender su producto? Emprendió una campaña mediática acusando a Merkator de eurocentrista. Según él, el mapa antiguo reduce considerablemente los tamaños de África y Sudamérica en relación a Europa para subrayar la supremacía del primer mundo. Y esta manera de hacer las cosas es un vestigio de la época colonial que deberíamos cortar de raíz para eliminar toda discriminación. ¿Y sabéis qué? Le funcionó.

La Unesco y muchas ONG adoptaron y popularizaron desde entonces el mapa de Peters, que se acabó convirtiendo en la visión políticamente correcta del mapamundi. Y dado que es el único mapa del mundo con derechos de autor, el amigo Peters se hizo rico a su costa. Paradójicamente algunos de sus detractores alegan que Peters sólo ve la paja en el ojo ajeno, pues a la hora de decidir si achaparrar Europa o estilizar África se decanta una vez más por la deformación del tercer mundo. Y no es por nada pero... ¡Europa sigue estando en el centro!



Mapa Upsise down: Vista colocando Australia donde siempre estuvo Europa


Y esta es toda la historia. Sin duda nada nuevo para los aficcionados a la cartografía pero todavía sorprendente para muchos de nosotros. A día de hoy sigue existiendo el debate entre acérrimos seguidores de Merkator y Peters, este curioso dúo de oponentes separados por cinco siglos de historia. ¿Qué tiene más importancia, conservar la forma o el tamaño? Supongo que después de todo lo mejor es olvidarse de mapas y echar un ojo directamente a una bola del mundo virtual. Y un apunte final, googlemaps sigue utilizando mercator.


Fuentes12 y wikipedia, claro.

5 comentarios:

  1. Aja!
    Socializando con los vecinos. Si, si. Con esos que están siempre a 10 metros y que nunca se dirigen la palabra. jajajaja...
    Ya ves tu que vemos lo mismo, eh?

    Con respecto al mapa mundi. Interesante y educativa información. Y lo que me recuerda a otra curiosidad holandesa.
    No sé si en España tienen el mismo concepto, pero, sabías que aquí les enseñan que América son dos continentes (América del Sur y del Norte) y no uno?
    Yo siempre les digo que a nosotros nos enseñan que es El Continente Americano, como uno sólo, y ellos apoyan su teoría (porque claro, son holandeses y ellos "saben más") en que el canal de Panamá separa a los dos continentes.
    Y cómo a mi me gusta que piensen más de lo que ya excesivamente (?) hacen, pregunto: Si eso es así, Asia y Europa no serían un sólo continente?

    Cerrada la rueda!

    Saludos!

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    1. Bueno, lo de no relacionarte con los vecinos en mi tierra es lo normal, pero... ¡¡¡después no tenemos que ir a sus cumpleaños!!!! Jajaja. La pena es que mi edificio es de apartamentos pequeñitos y sólo me toca ir a casas de gente soltera... porue estoy deseando ver esos vateres empapelados con el álbum familiar que cuentas

      Así que ellos cuentan seis continentes.. ¡de lo que se entera uno! Esta diferencia en la enseñanza me recuerda a que me contaba una amiga que en América del sur aborrecen al malísimo pirata Drake, y al llegar a inglaterra descubrió que para ellos es nada menos que *sir* francis drake, jajaja.

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    2. Lei, justamente en UK en donde estudie primaria nos decian lo de los dos continentes. Bastante que yo debati eso pero "que va a saber este suramericano de geografia"...

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  2. Y por cierto, para loa Españoles: Echad un ojo a Peters y veréis que el tamaño de España con respecto al resto de Europa es mucho más significativo que lo que solemos ver. Mirad los países nórdicos, que en los mapas normales parecen enormes y en realidad no llegan al área de España entre los tres....

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  3. Hola,
    Primera vez que llego a tu blog. Me hiciste sonreír con lo que sucedió con tu plantita y la envoltura en papel de regalo. Aprendemos unos de otros, pienso yo. Soy una peruana que vive tiempo en Holanda y tengo un blog, Blog de Marissa, espero que me visites y te guste alguno de los artículos que escribo.
    un abrazo,

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